Relaciones afectivas con las personas altamente sensibles
(PAS)
Enamorarse, es para muchos un carrusel de nerviosas emociones difíciles de ordenar. Es un caos intenso de felicidad salpicado a veces, de la más insoportable de las tristezas.
Una realidad, que puede
ser aún más desbordante para las llamadas “personas con alta
sensibilidad” (PAS).
Recordemos, las personas
altamente sensible ocupan el 20% de nuestra población y engloban una serie de
particularidades psicológicas y emocionales, que los diferencian del resto.
Características de las
personas con alta sensibilidad
La visión del mundo de las personas con alta sensibilidad parte desde el mismo corazón, y aunque muchos lo califican como un “don”, en ocasiones dicha aura, no aporta una auténtica felicidad.
Son intuitivos,
creativos, son capaces de percibir las emociones de los demás en todos sus
matices, pero ello provoca a su vez que sean más reactivos, es decir, que se
sienten más afectados y heridos ante determinadas cosas que el resto de
personas.
Las personas altamente
sensibles disfrutan en ocasiones mucho más de su soledad, prefieren emprender
actividades en solitario desde donde apreciar el mundo en su auténtica
realidad.
Ellas disponen de su
propio ritmo, su propio tiempo muy diferente al acelerado materialismo del
resto, donde no siempre se sienten integrados.
Son observadores,
intuitivos, detallistas, autoexigentes y tienen un umbral más bajo al dolor.
Les molestan los sonidos fuertes, e incluso es habitual ver niños pequeños a
los que incluso les provoca dolor determinada ropa, determinados roces o
incluso voces.
Como podemos ver, las
personas altamente sensibles, tienen una visión de la realidad más afinada pero
a la vez, este don, este rasgo de carácter, los hace mucho más vulnerables. En especial
en el amor…
Las relaciones entre personas PAS y no PAS
Las relaciones entre personas PAS y no PAS
Puesto que las personas PAS suponen el 20% de la población, es normal que existan numerosas relaciones con personas no PAS, es decir, personas no altamente sensibles.
Obviamente existen muchas
diferencias individuales, hay personas altamente sensibles que han decidido que
es mejor estar solas dadas las incompatibilidades, dado el sufrimiento que ello
provoca.
Hay casos en que este
cúmulo de sensaciones u emociones, les genera un alto nivel de estrés y
ansiedad que deriva en dolor físico. Un dolor tan insufrible que les ha hecho
valorar, que es mejor “no enamorarse”.
Pero también hay que
decir que las personas altamente sensibles se enamoran con facilidad. Su virtud
para apreciar a las personas en todos sus matices, hace que se sientan atraídas
de inmediato y llenas de esa reconfortante energía que es la atracción física y
emocional.
Pero corren varios
riesgos que hay que tener en cuenta:
Las diferencias de
personalidad entre las personas PAS y no PAS
Si tú eres una persona altamente sensible, es posible que poco a poco te des cuenta de que tu pareja, no aprecia las mismas cosas que tú. No llega a la misma profundidad emocional e intelectual que tú.
Ello hará que en
ocasiones, te sientas frustrado/a y que llegues a demandarle determinadas cosas
a tu pareja, que, sencillamente no puede ofrecerte o que no es capaz de ver o
intuir. Suelen ser personalidades tan diferentes que es habitual que
aparezca la desilusión, la incomprensión…
Si eres una persona PAS,
debes tener muy en cuenta que los demás no puedan quizá satisfacer todos tus
matices o estar al mismo nivel que tú. Y todo ello, deriva a menudo en una gran
sufrimiento…
Las personas PAS y su gran afectividad
Otra realidad que suele darse, es que a la persona altamente sensible le cuesta vigilar sus límites personales y suele tener la tendencia de ofrecerlo todo a la otra persona, olvidándose de si misma.
Es un riesgo muy grande.
Obviamente es maravilloso conseguir esa unión simbiótica donde ofrezcamos todo
nuestro afecto, todas nuestras emociones, tiempo y vivencias por la persona
amada… Para las personas altamente sensibles no hay nada más reconfortante.
Pero hay que protegerse
cuidando los límites. Si lo damos todo a la otra persona perderemos nuestra
identidad, y seremos aún más vulnerables a cualquier desengaño, a cualquier
desaire, a cualquier diferencia.
Poco a poco puede
aparecer la frustración y el desencanto… dimensiones que, para una persona con
tanta sensibilidad donde prima en especial la autoexigencia, puede llegar a ser
muy destructivo.
Cualquier fracaso o
desilusión es vivido de un modo muy traumático a todos los niveles. Tanto
físico como psíquico, corriendo el riesgo de caer en una depresión.
Ser una persona altamente
sensible puede ser una virtud
Hay que tenerlo en cuenta. Ser una persona PAS puede ser una virtud, un don. Pero no deja de ser en realidad un rasgo de personalidad que requiere de un autoconocimiento, de saber cómo somos y qué nos hace daño para establecer unos límites dentro de los cuales poder protegernos.
Entiende que el resto de
personas no van a sentir lo que tu sientes, que no van ver lo que tu ves… pero
aún así, también serán capaces de amarte y de ofrecerte esa felicidad que
también mereces.
Mantén en un buen nivel
tu autoestima disfrutando de quién eres y de cómo eres. Es posible que dicha
sensibilidad sea en ocasiones sinónimo de sufrimiento, pero no siempre es así.
A medida que te
comprendas mejor te verás más capaz de sobrevivir en esta realidad que en ocasiones,
no luce con toda la sensibilidad que debería.